24.6.14

Teorias sobre la delincuencia juvenil

La delincuencia se conoce como el fenómeno de delinquir o cometer actos fuera de los estatutos impuestos por la sociedad, pero se sabe poco sobre las verdaderas causas por las que un joven puede introducirse en este mundo. Entre los motivos nos podemos encontrar con razones orgánicas, fisiológicas, patológicas, influencias externas como el medio en el que se desarrollan los primeros años de su vida, la carencia de afecto y atención por parte de los padres o simplemente mala orientación.

Entre los adolescentes no podemos considerar la existencia de un solo tipo de delincuente, ya que se observan diferentes modos de comportamiento y actos de distinta gravedad. Vamos, sin embargo, a determinar los teorías que justifican los actos y comportamiento delincuentes dentro del colectivo de jóvenes.


1. TEORIAS BIOLÓGICAS:

Estas teorías atribuyen la delincuencia a caracteres innatos del individuo, transmitidos por herencia o debido a alteraciones en sus estructuras genéticas o a otros elementos constitucionales, aunque no niegan que la influencia de los factores ambientales conceden una importancia máxima a los aspectos biológicos.

Estudios genéticos realizados con delincuentes, a fin de explicar las causas de sus trastornos de conducta, han proporcionado datos sobre ciertas alteraciones cromosomáticas detectadas en algunas personas. En el caso de los síndromes de Ttuner (niñas o mujeres con carencia de un cromosoma normal, por lo que representa una falta de desarrollo genital) y de Klinefeter (varones con dos cromosomas X frente a un Y), así como de otras alteraciones cromosomáticas sexuales que se pretende aparecen en la base de importantes problemas de inadaptación social. Hace un año se describió el síndrome XXY, que afectaba a varones con fuertes tendencias criminales y dotados de gran agresividad, lo que hacía de ellos individuos potencialmente peligrosos. Otras investigaciones insisten en la influencia de factores hereditarios sobre la disposición previa a la delincuencia; justifican su posición en estudios realizados sobre parejas de hermanos gemelos, que demostraban  conducta delictiva entre gemelos mono-cigotos (con idéntico código genético), se asemejaba mucho más en términos cuantitativos que la de los di-cigotos (gemelos con distinto código genético).

Igualmente se citan como factores de inadaptación social diversas malformaciones somáticas, tales como anomalías metabólicas, sub-normalidad psíquicas y diversas patologías congénitas. Si bien es cierto que estos trastornos pudieran estar en el origen de dicha inadaptación, no está demostrado de modo fehaciente que sean factores generadores de la delincuencia.

En estas teorías se ha creído ver un intento de aludir la responsabilidad social en el origen de la delincuencia, así como una forma de relegar el problema a un callejón casi sin salida.

La influencia de las teorías afecta, en definitiva, a un reducido o irrelevante número de individuos y en ningún caso sirve para explicar las complejas causas que conducen a ciertos jóvenes a la delincuencia. Aunque sea cierto que el niño nace con unas características genéticas muy concretas que determinan su grado de agresividad, introversión, actividad, etc., lo cierto es que los estímulos maternos y la interacción que crean son muy importantes para la posterior relación del niño con el medio en que se desenvuelve.

En este grupo, podemos incluir también los casos en los que el yo, es puesto fuera de acción por perturbaciones teóricas u orgánicas o trastornos funcionales de los centros nerviosos.

Perturbaciones tóxicas:
- Crímenes cometidos bajo la influencia del alcohol o de drogas.

Perturbaciones orgánicas:
- Delincuencia mental y retardo, si la falta de capacidad intelectual es factor motivante del comportamiento delictivo.
- Tumores cerebrales, parálisis general progresiva, traumatismo cerebral, etc.
- Encefalitis, si se adquiere antes de la pubertad.

Trastorno funcional de los centros nerviosos:
- Epilepsia.
- Comportamiento Disritmo de Hill.


2. TEORIAS PSICOLÓGICAS:

Estas teorías se centran de forma predominante en los aspectos personales del delincuente, considerando como causas de su desviación factores tales como el desequilibrio afectivo del joven, la antipatía, el sentimiento de culpa o de aislamiento, así como las deficiencias de inteligencia y otros rasgos intelectuales.

Desde la perspectiva de las teorías de aprendizaje y del conductismo, la delincuencia se considera, en cuanto a la forma de conducta social desviada, como un resultado anómalo del proceso de acondicionamiento a que la sociedad somete a sus miembros, y por medio del cual se desarrolla en los individuos una estructura de personalidad determinada.

Así, durante la infancia los padres van asociando aprobaciones o premios para reforzar y desarrollar las reacciones que esperan promover en el niño, y como castigos o recriminaciones para inhibir las conductas reprobables. Mediante este proceso de acondicionamiento del niño a las costumbres sociales, el individuo es capaz de renunciar a ciertos deseos e impulsos, ya que la ejecución o satisfacción de los mismos va aliado a sentimientos angustiosos que se desprenden del condicionamiento adversivo impuesto en la niñez.

Estas sensaciones de agudo malestar actúan como una poderosa resistencia psicológica que se opone a la realización de aquellos impulsos prohibidos y constituyen la base de la conciencia moral. Según ello, la persona que a causa de su incapacidad de acondicionamiento no puede dar respuestas morales y sociales (previamente establecidas) tendrá más probabilidades de convertirse en delincuente.

Comprobando esta teoría, un adolescente en quien todos sus instintos agresivos (o no permitidos) han sido reprimidos y, por tanto, no se convertirá en un delincuente sino en un individuo con otro tipo de síntomas neurológicos debido a su represión inconsistente. O bien, nos encontraremos con un sujeto que no hace nada sino a cambio de algo. El chantaje a los padres que el adolescente intenta en muchos momentos con el propósito de conseguir lo que le interesa a cambio de dar su adaptación a ciertas normas sociales y educativas.


















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